miércoles, 21 de diciembre de 2011

Palabras


Hay palabras que hieren. Colmillos afilados que se clavan en un cuello tibio, delicado y honesto hasta hacerlo sangrar. Hay palabras que no sirven y se van... arrastradas por el viento. Se ahogan en mares lejanos entre sal y peces hambrientos que en su búsqueda son devorados por las fauces de un pez mayor. Son palabras húmedas las que me susurras al oído y mis muñecas, en la noche, son testigos y callan y lloran las mentiras que intuyen, que ven porque en su mundo no tiene cabida lo absurdo de una verdad a medias. Son palabras tiernas y jugosas las que me haces tragar cuando te diriges a mi y me cuentas tus juegos y tus deseos. Son sellos de letras de madera y de felpa, indelebles, grabadas en mi corazón.... de puntillas se asomarán a mis ojos en el futuro, una noche que no pueda dormir y en el silencio abrumador y en el cansancio y la locura con voz de caramelo resonarán entre los cojines de mi cama. Las atraparé y las lanzaré contra la pared para terminar de una vez con el único gesto que queda, que me demuestra que has sido niño. Porque ya no te tendré. El vacío amenazante de unas manos pequeñas perdidas en el tiempo despiadado que no para, que no cesa en su empeño y que sigue en pie a pesar de la pena y el sacrificio. Hay palabras esténtoreas, a través de ondas, de megáfonos, de panfletos, palabras de tinta, que llegan a tus oídos a través de transistores, televisores o revistas. Son palabras cercanas, cadencias suaves o superficiales que te dicen, que te recomiendan, que te informan. Y me mantengo atenta mientras recojo la cocina. La voz de ese televisor que andaba estorbando, abandonado en un rincón, sin dueño ahora hace de mis amargas horas un torbellino de palabras que se mezclan con el jabón y se meten en los armarios. Hay palabras que no se dicen. Son las palabras que vagarán como espíritus ya para siempre amenazando tu frágil cordura. Te acompañarán en tus juegos. En tus quehaceres domésticos, en tu rutina o en tu apático desorden. Las palabras abortadas, como las que escribías y que ella nunca podrá leer. Las palabras de esa niña a la que mataste. Y hay palabras que no son más que un balbuceo infantil de cuna y sonajero. Hay palabras afirmativas que se dicen en las iglesias y que él olvida tras cruzar el umbral. Tú, en brazos del que crees tu príncipe, tu salvador pero el ya las enterró bajo puntillas, tules y volantes. Las palabras que se dicen. Las palabras mentirosas. Las abortadas. Mejor callar.

árbol - música - baúl - tostada - libro - lápiz - fotografía - peluche - cuaderno - mentiras - poema - camisa - alegría - noche - susurro - pena - jarrón - flores - violeta - niño - paruqe - madre - padre - muerte - cuarto - cuna - mosquito - grillo - jaula - viento - amarillo - sol - amanecer - dormir - trasnochar - manzana - azul.
  
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