lunes, 19 de julio de 2021

 


La cárcel se lleva por dentro


Hola a todos!!! 😃😃🤗🤗
A continuación os presento un cuento hindú que viene a enseñarnos a cerca de la Libertad. En él veremos qué qu verdadera libertad de haya en nuestro interior, que no depende de dónde estemos ( refugiados, confinados, en prisión...) Sino en cómo nos sintamos por dentro y si podemos realizar o no actividades que nos gusten. El cristianismo cree que la verdadera libertad de haya cuando el espíritu Santo entra nosotros y experimentamos gozo, alegría, caridad, bondad... Y a través de él obra Dios en nosotros. Yo suelo decir que "la cárcel se lleva por dentro" porque es imposible sentirse libre si en nuestro interior albergamos irá, rencor, odio y no hemos perdonado a los que nos han hecho daño. Este mini-café yo hindú lo explica de tal manera:


Dos hombres que estuvieron juntos en la cárcel se encuentran por la calle, se saludan y uno le pregunta al otro:

- Aún recuerdas todas las humillaciones, burlas y desprecios que tuvimos que aguantar de los carceleros? No les guardas rencor?

- No, - contestó el otro. - Yo ya lo he olvidado.

- Pues yo lo recuerdo cada día y les guardó un rencor y un odio muy grande. - Dijo el otro.

- Amigo, me temo que entonces continúas preso.



 

Casa de muñecas

 


 Todo parecía transcurrir de manera normal. La mujer que me atendió por teléfono tenía una voz dulce y firme y me contó que era coleccionista de muñecas de porcelana y cuadros. La razón por la que las vendía era para poder comprar otras y así seguir con su negocio casero de compra-venta de objetos de segunda mano. La muñeca que había visto en Internet era preciosa, rubia y con los ojos azules y enormes. No sé si se trataba de la luz pero parecía emitir destellos con la mirada, como si estuviera viva y en su mano derecha sostenía un ramillete estival de flores amarillas. La quería para mi hija. No estaba precisamente boyante económicamente y me pareció un regalo muy adecuado para mi pequeña y para mi bolsillo.

A medida que iba recorriendo las avenidas, acercándome a la casa de la mujer, me pareció sentir una presencia tras de mí, como si alguien me siguiera. Me di la vuelta pero solo vi a una mujer vieja cargando con las bolsas de la compra. Tenía la nariz afilada y el cuello lleno de verrugas. Entonces se me acercó y me dijo al oído entre susurros "no se le ocurra acercarse a esa casa. La de las muñecas". Antes de preguntarle nada me fijé que las bolsas estaban llenas de muñecos, figuritas y vajillas, entre otras cosas y no de comida como yo creía.

- Cómo sabe...?

No me dió tiempo a terminar la frase. La anciana puso su dedo índice en sus labios y dobló la esquina. Apenas dos segundos después me asomé pero no había nadie.

Sentí un poco de miedo pero, para qué negarlo, me había encaprichado de aquella preciosa muñeca de porcelana. Más que ser un regalo por el cumpleaños de mi hija era un antojo. Ya tenía pensado hasta donde ponerla.

A pesar de todo, continué recorriendo el camino hasta llegar a la casa de la señora. La puerta del portal estaba abierta y antes de acercarme a su puerta en el piso bajo me pareció que alguien correteaba en la escalera, como huyendo o escondiéndose.

- Quién llama?- Dijo una voz dulce y firme.

- Soy la mujer que viene a por la muñeca.

Entonces abrió la puerta y un intenso escalofrio recorrió mi columna vertebral. Estaba temblando y ya notaba las manos sudorosas, pegajosas y un grito ahogado en mi garganta. Estaba paralizada por el miedo. La mujer que me había abierto la puerta era una anciana que sonreía con los dientes llenos de restos de carne humana y sangre. Entonces escuché gritar a una niña con unos chillidos histéricos como cuando sacrifican un animal. Pegué un empujón a la anciana y entré en el salón. Quedé conmocionada. Estaba lleno de muñecas de porcelana y cuadros de niñas. Una cría yacía medio muerta en el suelo con la cara devorada a bocados. Tenía boquita de piñón, con los labios pintados de rojo como todas las muñecas de la estancia y un pelo rubio. Los ojos eran grandes, de un azul intenso y no paraba de gritar. Estaba aterrorizada. De pronto vi la muñeca que venía a comprar, era igual a la niña aunque todas le guardaban cierto parecido. La cogí y la guardé en mi bolso. Antes de marcharme corriendo vi a la anciana sonreírme con sus dientes llenos de sangre y carne humana y decirme adiós con la mano.

"La niña mató a su hermana gemela. La favorita de la madre". Me di la vuelta y allí estaba la señora de las bolsas que ahora no llevaba ninguna. "Por favor, no denuncie. No cuente nada a nadie". "Está bien" accedí.

Cuando le entregué la muñeca a mi hija de cuatro años está se puso a gritar "Mala!, Mala!" Y la tiró al suelo con fuerza rompiéndola en mil pedazos. No sé me ocurrió decir ni una palabra. Me avergoncé de mi sangre fría, recogí los pedazos y los tiré a la basura. Quise pensar que todo lo ocurrido no había sido nada más que un mal sueño.


Lorena Caballero Ortega.

La noche


 A continuación quiero compartir con vosotros una bellísima leyenda de los indios norteamericanos. En ella se puede aprender que la mejor forma de llegar a un acuerdo es negociando entre otras cosas. Deseo de todo corazón 💕💟💙 que os guste mucho.


Al principio de los tiempos para los hombres y para los animales siempre era de día. Sólo las serpientes eran dueñas de la noche. Los hombres y demás animales empezaron a quejarse de que con tanta claridad no podían conciliar el sueño y que necesitaban la noche para poder descansar. Entonces un indio de una de las tribus pensó en ir a ver a la serpiente jefa y pedirle un saco que contuviera toda la noche a cambio de un regalo. El orfebre de la tribu diseñó un cascabel y el indio se lo ofreció a cambio de la noche. A la serpiente jefa le encantó el regalo y se lo puso en la cola donde tintineaba cuando la movía. Le ofreció al indio un saquito de noche.

- Pero con esto solo tendremos para un periodo corto de tiempo. Nosotros queremos tener noche siempre. - Se quejó el indio.

- Entonces necesito un regalo mejor. Algo que nos ayude a sobrevivir como depredadores.

- Cómo qué? - Dijo el indio.

- Si tuviéramos veneno...

- En la punta de nuestras flechas hay veneno, si las chupais tendréis veneno en vuestras lenguas.

- Perfecto. - Dijo la serpiente y le regaló un saco infinito de noche.

Desde entonces las serpientes son venenosas y algunas de cascabel y nosotros disponemos de la noche para descansar.

domingo, 18 de julio de 2021

El niño que no llegó a nacer

 



 Deborah era una mujer moderna y realizada. Lucía una bonita melena lisa y oscura. Tenía los ojos verdes y unos labios gruesos que se perfilaba todas las mañanas. Estaba separada ya que su ex-marido la maltrató psicológicamente aunque ella nunca quiso denunciarle ni le guardó rencor por ello. Deborah era una mujer de hoy en día. Licenciada en Psiquiatría, ejercía en su propio despacho de una fundación de ayuda a mujeres sin recursos que habían pasado por episodios muy trágicos en su vida. Pero aquel día no fue como los demás. La monotonía de atender siempre a las mismas pacientes a la misma hora no cambió, sin embargo, aquel día todas necesitaban contar lo mismo. Deborah, por supuesto, las escuchó con atención. Relataban que aquella noche habían soñado con una mujer de cabello largo y rubio, con los ojos negros como arañas y unos labios finos y brillantes. Llevaba un vestido blanco vaporoso y estaba extremadamente delgada. Parecía un espectro. Pero eso no era lo peor. Lo peor 

-según ellas- era que sentían su voz desesperada pegada a sus oídos preguntándoles: "dónde está mi hijo?". Deborah apuntaba con precisión atenta a cada gesto, modulación en la voz o expresión emocional. Todas experimentaban lo mismo ante aquel sueño: angustia y miedo. Deborah lo consideró normal, en un primer momento, eran mujeres, muchas de ellas madres. Sabían de lo angustioso que podía ser no saber dónde se encuentra tu hijo y, más aún, en la voz de una figura femenina fantasmal.

Aquel día la visitaron diez pacientes y fue testigo de su espanto ante similar sueño. Cuando terminó su jornada, Deborah sonrió y se llevó todos aquellos apuntes en su maletín.

Estuvo toda la tarde estudiándolos, intentando sacar una conclusión pero lo único que pensó Deborah fue que se trataba de madres mediocres, que no saben educar a sus hijos en el amor, que los cuidan por instinto y, como los animales, temen perder a sus crías. "No lo merezco" pensó. Y esperó la hora punta que pronto daría el reloj. Las doce de la noche, la hora en la que lo más inesperado se puede hacer realidad. Estaba segura que todas sus pacientes ya se habían tomado sus medicinas. Así que se puso el camisón y se acercó al espejo de su dormitorio. Se quitó la peluca. Su cabello era largo y de un rubio cenizo. Se desmaquilló todo el rostro y lució sus finos labios escondidos tras capas y capas de maquillaje y sus dos ojos negros brillaron amenazantes como tarántulas tras retirar las lentillas verdes. Las doce en punto. Entonces atravesó el espejo para mudar a las ciudades de los sueños de sus pacientes.

Lorena Caballero Ortega.

El ruiseñor y la rosa


 Existe un bello cuento de Óscar Wilde que me gustaría compartir con vosotros. Se titula El ruiseñor y la rosa💐🌼🌷🥀 espero de todo corazón 💕💕💟💙💞 que os guste:


Andaba un jóven muy triste lamentándose porque su amada le pedía una rosa roja para salir a bailar con él y, el pobre chico, no encontraba ninguna. Un ruiseñor, encargado, como todos los ruiseñores, de cantar al amor y a la armonía comprendió su dolor y quiso ayudarle. Buscó por todas partes pero sólo encontró rosas blancas y amarillas. Por fin, bajo el balcón del joven había un rosal de rosas rojas estropeado por la escarcha de la nieve que no tenía ninguna flor. El ruiseñor le preguntó: -- No ha quedado ni una viva? - No. - Dijo el rosal. - Han perecido todas bajo el fuerte temporal. No obstante hay una forma de conseguir una. - De qué manera? - Conlleva un gran sacrificio. - No importa. - Dijo el ruiseñor. - Si es por amor merece la pena. Entonces el rosal dijo: - Te clavaré mis espinas y chuparé de tu sangre toda la noche mientras tú cantas las más bellas canciones de amor a la Luna. El ruiseñor aceptó. La rosa nació al amanecer y el ruiseñor yacía en el jardín. El chico, que la vio, se dijo "Vaya, estoy de suerte!" Y se puso muy contento. Cortó la rosa y fue a llevársela a su amada a lo que su amada respondió: - Lo siento, me ha salido otro pretendiente que me regala joyas. Cómo comprenderás no voy a cambiar las joyas por una vulgar flor 

ento que trata sobre el amor. El amor verdadero en el que muchas veces tenemos que sacrificarnos por la persona a la que amamos y el amor superficial donde lo que importa es lo material.