sábado, 20 de diciembre de 2014

Vaya, llegó otra Navidad


Azul cielo


Dejaré mis labios entreabiertos por si necesitas besar y no, no hace falta que sea Navidad. Soplaré todas las velas por ti en Diciembre, por si te falta el aliento y enredaré ese cabello de mi melena en tu piel escribiendo un te quiero y no, no es porque sea Navidad. Podrás lanzar mil improperios al viento mientras mis suspiros dan ritmo a la canción de ese desierto que no es más que la Navidad. Y sí, llegó el tiempo perdido de todos los años donde no hay que perder el tiempo sino guardarte bajo un sobre rojo y junto a tu cuerpo, yo, azul, poner un sello que nos envíe directos al cielo.

Oh, dulce Navidad



Si  existe el amor no creo en la Navidad



No seré la idiota que dirá "Te quiero"

No, no me gusta la Navidad. No, prefiero no decir, prefiero no hablar. A través de los ojos de un niño podría ver luces adornando calles, carreteras donde alguien conduce sin saber bien a dónde va. Yo solo camino hacia el punto de encuentro de almas desconsoladas, hacia ese punto donde gracias a Dios no existe la Navidad y entonces reiré sinceramente y mi eco llegará hasta esa casa que siempre permanece en silencio pues un copo de nieve se ha encaprichado de tu nariz y tú no te has dado ni cuenta. Oculto mi amargura bajo capas de rimel y pinta-labios y las canciones más idiotas se cantan al amor de alguna puerta, amor por decir algo, con esperanza y pandereta y perdón al más alto si es que quiere o puede responder y de una vez por todas escuchar su voz, esa voz. En Navidad no pongo fecha en las postales ni deseo un feliz año nuevo. En Navidad los niños piensan en regalos y dejan agua a los camellos que llegan y se van sin decir un hasta luego y después te despierto y sonrío cuando ves que solo te han dejado carbón.  Debo ser niña mala y tú sin quitarte el pijama. Pero no temas nada, solo es que no me gusta la Navidad. Locura de turrón y mazapán. Escapar de gastar lo que no tengo y luego las rebajas de Enero donde se me resbalan las cosas en las que sí puedo gastar. Y tú… seguirás diciendo ¡Qué bonita es la Navidad!
 
 
 
 
Dile la verdad a Caperucita



 
LA CAPERUCITA DE TU DESEO... Y CON PAJARITOS DE COLORES


Y  no me cuentes culebrones cutres, ni me leas las noticias de la semana, mientras desayuno en la cama, croissants y flores de tus aromas y sinsabores. Apaga el televisor si es la hora de ese programa, porque para la audiencia no hay decencia y mi inocencia no hace par con diálogos vacios de mentes demasiado cuerdas. Ni sintonices siempre la misma emisora porque estoy harta de escucharla en el super mientras compro la cena y luego en el taxi que me lleva hasta tu casa. Paso la página si es que hablan de belleza y paso de ir a la moda si es que se trata de llevar escotes en invierno y vestidos Imposibles de niña en Noche-Vieja. Prefiero rimar o que te acurdes de un mito o que me chives algo o solo un guiño. Prefiero soñar o que después de un no digas un sí el resto del año. Navidad roja, Navidad azul y no te engañaré si me engañas tú. Y no te engañaré si me visto de diablo ni tú me engañarás si en el cristal empañado escribes un te quiero. Al menos no me des boleto de vuelta a casa y digas luego hasta mañana. Prefiero un billete a ninguna parte pero de tu mano. Y si es Navidad, mucho mejor, le daremos la cesta de tu jefe a Caperucita. El lobo se emborrachará con la abuela y tú y yo le diremos la verdad a esa niña que no sabe por qué los Reyes nunca le traen lo que pide.