sábado, 24 de junio de 2017

Ha pasado un demonio

Si todos callan
Ante mis súplicas
Es que les están dando
La razón a ellos
A esos mismos
Que los tienen esclavos
Aunque (y no a todos)
Les cedan un asiento
Con calefacción en verano
Con aire acondicionado en Invierno
Esclavos
Sus frentes lloran
De sufrimiento
Mientras talan
Pican la piedra
Lanzan el anzuelo
Y sus mujeres
Esperan en casa
Cerca del puerto
Es un arma arrojadiza
Tan antigua
E igual
A las palabras
Pero si no escuchan
Mis súplicas
Aunque yo lo sea
Más aún
Seguirán siendo esclavos

Cuando te sientes furiosa

Siento rabia
Cuando me acerco
A ellos
Y no me quieren escuchar
Siento rabia
Cuando se empeñan
En hablarme
Y que les hable
Y no me encuentro
Receptiva
LLoro de rabia
Cuando la vida
Me castiga
Sin motivo
Como una venganza de Jesucristo
Que murió en la cruz
A manos de los judios
Y me castiga
Llevándome a la ruina
No solo de mis bolsillos
Sino también de mi alma
Estoy harta
De rodar por montañas
De hierba
Del juego idiota de la gente
Cuando voy avisando
Que quiero cambiar de juego
Estoy harta
De tirarme al suelo
Desnuda y gritando
Que quiero silencio
Que si todo sigue igual
Nada cambiará
Que si uno habla y todos callan
A quien realmente están protegiendo
Es a ellos
No sé si soy humilde
No sé siquiera si soy humana
No sé si soy tonta
O solo estoy loca
Y no sé dónde estoy
Porque todo es diferente
Cuando te sientes furiosa

jueves, 22 de junio de 2017

Solo una maleta

El otro día me pasó algo muy extraño mientras estaba sentada con mi novio en un parque cerca del río. Hablábamos normalmente y se me ocurrió confesarle algo que venía preocupándome desde hacía algún tiempo. El tema estaba relacionado con mi cuerpo y lo a disgusto que me encontraba últimamente con él. Mientras me escuchaba, en ese momento, pasó una chica delante de nosotros con un cuerpo muy hermoso aunque algo bajita. Era armonioso en su totalidad, con las partes bien proporcionadas y una tez clara que parecía además de suave tacto. Se movía con la misma gracia y armonía de la misma melodía de la Naturaleza en la que nos encontrábamos. Mi novio se quedó tan embelesado mirándola que no pude evitar sentir celos. Así que le chille:

-¡ Ves, a ti tampoco te gusta mi cuerpo. ¡Te ha parecido mucho más bonito el de esa chica.
-¡Estás loca. ¡Estás loca.- No paraba él de repetir.

Cogidos de la mano, ya más clamados y mirándonos con el mismo amor de siempre, rehicimos el camino de vuelta a casa. Otra vez nos cruzamos con esa chica. Él no la miró pero yo no pude evitar darme la vuelta. Entraba en un centro para enfermos mentales.
-Estoy loca- me dije