viernes, 11 de marzo de 2016

Luz en su mirar

Y nunca
Le oyes llorar
Ella solo lleva
Las de él
Por sus tristezas
Y nada más
Porque no hay nada
Que la haga sufrir
Que ella misma
No sepa solucionar
Y, aún así
Escúchala
Merezca la pena
O no sea nada más
Que una más.

Oye

Y acaricio una verdad
Que es mentira
En realidad
Como dejarse llevar

Amores inciertos


12-Marzo-2014

Se fue corriendo e intentando ahogar su llanto con una mano sobre sus carnosos labios. Ágil e intensa, como la lluvia de sus ojos que imaginé bajo el Sol radiante de esa feria en la que acerté, por suerte, y me felicitó con los cariños de una vida en forma de muñeca, de una muñeca que se escapó de la estantería.

Desde la ventana, manos en los bolsillos, la veo alejarse, traspasando esa puerta que va a dar al otro lado. Al lado de los que no son como nosotros. ¿A dónde irá? Ahora, ¿Qué hará?

13-Marzo-2014

No la he visto en el desayuno. Mis ojos han socorrido tristezas disfrazadas y cuando me ha tocado el turno solo he cogido un panecillo para dejar a Sara su tan ansiada mermelada. He indagado en las mesas y no he descubierto su presencia. Tampoco en rincones, no se ha dormido, no la noto cerca. He preguntado por ella y solo he obtenido silencios e indeferencia. Un triste caer de mirada en Elena y un “déjame en paz” en mi compañero de cuarto.

14- Marzo-2014

Mis sueños esta noche me han dicho que aún no ha vuelto porque no tiene reloj. He roto mi despertador para fundirme en la eternidad con ella.

 

15-Marzo-2014

Sigo sin noticias de ella.

20-Diciembre-2014

Aquí o en otro lugar. Vivos en muerte o muertos en vida sé que estaremos juntos. Contigo me sentí en la adolescencia. Tú parecías tener quince. No ha vuelto. Pero, a veces, me la cruzo. Pero sé dónde para y al mirarla todas las cicatrices que me dejó parecen desaparecer. ¡Vuelve a escapar otra vez de la estantería! Solo puedo suplicarte ¡Vuelve!

Y ella respondió a ese lamento:

Escapé también de aquel lugar para volver a mi estantería y todas la noches la Luna media me chiva el secreto al mostrarme sus dos uñas afiladas a punto de hacer explotar el Universo. No hago más que beber embebida en tu recuerdo y como buena muñeca apenas me muevo. Aún no me he convertido en intocable, así que si quieres romper el hechizo planea una cita, no vivas de recuerdos, planea algo y no seas aquel cobarde que decía “no puedo”

 

En las trenzas de tu pelo


En las trenzas de tu pelo encadené mis besos. Como flores que se marchitan a tu paso por ser tú la más bonita. La que podía vencer al diablo. Después me dormí a tu lado. Y te prometo que los besos que te di no eran despechados. Sencillamente tu pelo encendió en mi un fuego de bondad y caprichos que no se curan con caramelos. La almohada olía a ti y cada vez que te ibas y seguía durmiendo  tu recuerdo me venía en sueños por el aroma sobre mi almohada. Por eso susurré al viento que nuestras palabras de amor no se las llevara a lugares inciertos. ¿Más valen los hechos? Las palabras son como cuchillas en retretes de bar de mala muerte. Si puedes matar, mejor sigue…  harás sangrar sin desdicha pero tampoco bondad. Grité al viento, a altas horas de la madrugada, que te amaba y que por eso, para desencadenar mi amor encadené a ti mis besos. Sí…susurros… a media noche. Te despertaste por sueños inconclusos que te impulsaron a deshacerte el peinado. Una cabellera reluciente nos iluminó y mi pobre padecer creyó, al fin, haber encontrado su sitio. Nos iluminó más que la Luna, en su melancólico cantar y mis besos, los que te di y prometí, en tu peinado volaron por el cielo para los pobres, solos y desamparados. Y te fuiste con el cabello suelto y cuando volví a cruzarme contigo solo me dijiste “la vida gira, volveremos a vernos”