jueves, 5 de junio de 2014

Hoy he vuelto a estar en el infierno

Hoy solo veo mariposas. Aunque quizá sean las más idiotas. Mariposas blancas, que se me cruzan y como, cuando era niña, pido un deseo. Siempre el mismo, siempre un aliento. No sé por qué soy tonta y aún así he tenido algún amante o algún hombre bueno. Hoy, ha sido otro día en el infierno y no hay manera de arreglar este pelo. También hay una criatura pero no puedo evitar cruzar las carreteras sin mirar y arriesgarme a una muerte sin ningún sentimiento.
¡Estamos en el infierno, nena! ¿O es que aún no ta has dado cuenta? No se puede andar tan despistada, no eres una ninfa, ni un hada. Tampoco perderás tu voz, aunque ya sé que un día se la vendiste al diablo por su amor. Nena, no se puede ir de la manera que tú vas porque aunque no veas el fuego, te están quemando igual.
Y siempre creo que es él, como cunado alguien se te muere, una pérdida imposible de superar. Cargaré su pena, cargaré también con su demonio. Y ya van muchos, pues llevo mucho de muchas personas dentro.
Ya lo sé, sigo pensando que hay algo en algún lugar, como cuando le decía a mi hijo que si excavaba en el suelo encontraría miles de tesoros o como cuando le dije ¿pero es que no sabes que tu madre es una bruja? Y el pobrecito, se puso llorar. Pero no hay gato negro ni escoba, solo un canto muy dulce aunque nadie es capaz de quitarme las escamas. Y yo no sé si es que, en realidad, no hay nada.
No sé qué pensar, tal vez sí y por eso sea mejor que no me quiera. O tal vez sea que la gente está muy poco evolucionada y yo sí, aunque no me entere de nada. No diré lo que hago, no diré qué es ahora, pero es otra enfermedad también endiablada.
Él se va y vuelve, como las horas, solo que yo nunca sé qué hora es. Solo me fijo en la hora maldita y entonces meto en la cama, porque si vuelvo a pecar no sé si habrá otra oportunidad. No me gusta vivir aquí, no sé qué hago aquí. Sí, sigo viva y sí... sé cuál es mi misión. Imagínate que gracias a mi son felices toda la vida. Sería tan precioso como pisar un suelo encantado o como volar de la mano de un hada. Me dañan mucho y no sé si podré. Si es verdad que todo es un cuento, es un cuento muy cruel. Como "La vendedora de fósforos". Que no sé si me repito pero ella no murió al pié de una farola helada de frío. Ella murió envenenada.
Y luego digo "¡Ey, la mi chica ha vuelto! Pero tal vez sea "Vaya, mi chica no va a volver!" y un beso, de esos que se lanzan al viento porque yo no te puedo besar y lo siento, y quizá diga mal pues en el amor jamás hay que decir "lo siento". Si acaso solo un "perdona"