sábado, 3 de diciembre de 2011

Parcheando una tristeza a medias

Queda la noche
Después de crepitar de aceites
Tintineo de cucharillas
Y detergentes y lejías varias

En la noche
Se curan mis manos
Ásperas
Con la herida
De la lata de atún
Y el tacto
Aún
De los guantes de látex

En mis oídos
Perduran tus risas
Como burbujas voladoras
Con la música torpe
De tambores y trompetas

Queda la noche
Con su silencio
Con su vacío
Limpio
Pisadas
Secuestradas por nichos
Llenos de desgracia
Mientras duermes
Te alejas
De todas esas miradas
Que te juzgan
Que te arañan los pies
Para que duela el camino

Por la noche
De niña
Que teme a la bruja
Por la noche se van
Brujas y monstruos
Porque son ellos
Los que construyen un mundo
A medida
Solo de unos pocos
Que me queda grande
Pues adelgacé
Demasiado
Y ya no fabrican mi talla

Los parches
Son las palabras
Que tapan
Las heridas profundas
De una cotidianidad viciada

Por el día
Penetra la envidia
Con colmillos
De fiera negra
Cercana a la locura
El odio
Con sus alas
De murciélago
Que arrastra
Los llantos eternos
De sirenas
Encarceladas.

Pero en la noche
Me columpio
Entre sueños
Doy rienda
A mis manos
En un barato cuaderno
Y me siento
Me levanto
Y vuelvo a sentarme
Porque no hay monstruos
No hay brujas
Que con sus escobas
Me señalen
El camino correcto.

Por la noche
Olvido mi sino
De mujer sometida
Sumisa y complaciente
Cuya voz quebrada
Por kilos de arena
ahoga su llanto
Sonríe
Como una dulce muñeca
Sin corazón
Y con muletas.

Poemas de madrugada

La luz que abraza


Había una luz en la noche
Era bella como un hada
Dentada como una estrella
Transparente como el río.

Se acercaba a mi
Sigilosa
Pero no me escondí bajo la almohada
Me resultaba conocida
Como esas caras
Que,
A veces,
Me cruzo en la calle.

Envolvió todo mi cuerpo
En un intenso abrazo
Y entonces supe
Que en la vida
También hay gloria
Y que esta no entiende
De trofeos ni medallas.

El sublime acto
Fue interrumpido
Por el llanto de un niño
Era mi hijo
Que,
Según me dijo,
Lloraba porque aquella noche
La luz,
Todavía,
No le había abrazado.



El muñeco de trapo


T evi
Con tu piel de tela
Macilenta
Llena de polvo
Con dos botones por ojos
Y una sonrisa remendada.

El pelo
Lana ondulada
La camisa
De cuadros
Y las manos sin dedos

Tus ojos
No dicen nada
Ni tu boca se abre
Para cantarme una nana

Eres todo lo que dejó mamá
Tras apagar la luz
Eres lo último
Que ven mis ojos
Mientras,
En silencio,
Me voy quedando dormida.


Esta noche


Esta noche no dormiré
Con la luz de la cocina
Encendida
Escribiré sueños
Convertidos en poesías
Leeré a los grandes
Y a los chicos
Hasta que escuhe
El canto de los pájaros
Y el cesar
De los grillos


Hasta que tu
Abras los ojos
Tu
Que estás tan lejos
Aunque me beses
Todos los días


Y saldré
En busca de alimento
Como el pájaro hembra
Se aleja del nido
Con la promesa
De gusanos y frutos


Saldré con dolor de cabeza
Con el bolso colgado
Y las orejeras
Sin carmin en lo labios
Siempre dispuesta
A encontrar la llave
Que nos abra una puerta.



La madre que quise ser cuando eras pequeño


Esta mañana
Me lo tomaré con calma
No te reñiré
Por tirar la manzana
Ni te pondré el pantalón verde
Ese que dices parece de nube oxidada.

Te cogeré de la mano
Mientras te llevo al colegio
Y te daré un beso de despedida
Y una dulce mirada.

Cuando vuelva a recogerte
Intentaré no parecer cansada
No me quejaré de tener que llevar tu mochila
Ni te dire que solo los monos
Hacen monadas.

Caminaremos juntos
Por el sendero de las setas
Hasta llegar a casa
Esa casa que  es la nuestra
Haga sol
O esté triste la mañana.


Desnuda sobre las hojas del Otoño

No quiero comerme el mundo
No quiero un amante
Quiero unas lágrimas oscuras
Que me demuestren
Que no estoy muerta

Una flor adormecida
Sobre el asfalto
Un diario en un bloc
Perdido
Quizá en la mesita
De esa mujer
Ávida de vidas ajenas

Eso soy yo
Tendida
Desnuda
Sobre las hojas del Otoño
Esas mismas hojas
En las que leo
Tu recuerdo
Cuando
A finales de Septiembre
En los bolsillos
Guardaba tus consejos

Una pared llena de ojos
En mi pobre cabeza
El declive de la belleza
Cuando
La amargura
De puntillas
Se cuela

Las ventanas abiertas
En la noche
De otro verano
Con los sueños
Bajo el brazo
Con olor a jazmines madrugadores
Bañados por lágrimas de cristal

La vieja
En una angosta y sucia calle
Está rezando
Sobre un banco roto
En un atardecer
Sonrosado

Si llego
Daré las gracias
Al que nos mira
En mis puños
Sujeto todas las lágrimas
Que no pude derramar
Por estar ausente

Y en mis zapatos
Se cuelan los duendes
Los días de lluvia
Huyendo de la muerte resbaladiza
Que
En su pequeñez
Puede ahogarles

Esa otra vida
No quiero que me venza
Algún día
Habrá una chispa de bondad
En tu mirada
Que encenderá mi deseo
En la feliz madrugada
Con ronroneo de gato enamorado
Y estrellas de plata en los balcones.......

Y no será un sueño

viernes, 2 de diciembre de 2011

No los sentiré cuando amanezca

Al acariciarte
Mis manos
Se tiñen de negro
Un grito ensordecedor
En el piso de arriba
Tacones con prisa
En el pasillo

Son ellos
Son los que mandan

Arrancas mis lágrimas
Me pierdo
En tus besos
Que saben
A café recién hecho
Sin azúcar
Y muy negro

No hay más vida
En este cuarto
Solo tu y yo
Abrazados
Se cuela un gato
Sus ojos rojos
Su lengua
Quiere saborearme
La cruz
En mi pecho
Está tiritando

Son ellos
Son los que mandan

Arañas mis pezones
Y me empañas
La mirada
Veo mi funeral
En blanco y negro
Creo estar muerta
Regreso
Ahora
Acaricias mi pelo
Siento hambre
De cerezas
De sangre revuelta
Se enciende la radio
Y me canta
Que soy eterna

En la calle
Alguien ríe
Se abre una puerta.

Son ellos
Son los que mandan

Y en este revuelo
Te amo
Te quiero
Porque tú
No eres malo
Son ellos.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

En el tejado jugamos al veo-veo

El ritmo lento

coqueto del silencio
que se engalana de misterio
en la vacuidad de lo que se pudo decir.
No me dejes sola con este silencio.
No me dejes sola con esta vacuidad.
En el tejado lloraré
y la pena
encarcelará mis sueños.
Llora
y no rompas las rejas.
Hay una lucha latente
y tú, pequeño
quieres jugar al veo-veo
¿Es que no ves mi sufrimiento?
Nos marca el silencio
en este tejado
empapado de sueños.
Se acabó la función
y resuenan lejanas risas
como el eco de una burla
y tú quieres jugar
sin ver que todo en mi está roto
que ellos me rompieron
y me dejaron en el tejado
encaramada a mis sueños
en soledad con un niño
que solo quiere jugar al veo-veo.

El desengañado y la mendiga de sueños

Por fin se atrevió
Y le pregunto
"¿Por qué ya no me quieres?"
Silencio
Un cuerpo incandescente
El de ella
El de él
Al borde del colapso
Cuando apagando su cigarrillo
estalla
"Por que estás loca"

El reclamo

Sobre un viejo topo
Se alzaba una bella doncella

La saliva no podía ser más insípida
Como la de tantos otros
Solo que,
Además,
Era espesa
Y se la imaginaba amarillenta
Como un gusano
O una rata sucia

El vientre
Blando y arrugado
Soportaba fácilmente
Una figura grácil y resuelta
De dama blanca
Que gana todas las partidas

Más su aliento
Envolvía su rostro entero
En una arcada de whisky
Y tabaco negro

Sus manos ásperas
Sujetaban su cintura
Mientras se movía
Más bien lento
Al ritmo de un jadeo insoportable

Más era manso
Y hasta considerado
Por lo que
la bella señora
No padeció tanto
Lo que con otros
Eran noches
Que recorrían
Todo un calendario

No llevaba traje de jinete
Sino encajes encendidos
A medio quitar
Rozando peligrosamente
Su sexo

Se habían enzarzado con prisa
Y no le quedaba más remedio
Que ser complaciente

Sobre la mesita había un reloj
Que más por costumbre
Que por azar
La puta miraba insistentemente

Su aliento le arrancaba
Las lágrimas más sucias
Y sus dedos
Lejos de acariciarla
La arañaban
Como cuchillas

De pronto
Sus ojos
Se volvieron blancos
Y desaceleró
Subrayándolo con un jadeo
Supino
Que le puso los pelos
De punta

“Devuélveme la mirada”
Dijo ella
Aún sabiendo
El significado
De aquel insólito efecto

Él quiso arroparla
Pero ella reclamó lo suyo

Se vistió deprisa
Cerró la puerta

Eran las diez de la mañana
Mientras un veintinueve de Septiembre
Hacía cola en la papelería
Mas cercana a un colegio.

Rescatando a la princesa cavernaria

La princesa Mireya
Nunca se peina
Ni se lava la cara
Por las mañanas

Tiene el pelo esponjoso
Y la nariz respingona
Lleva una flor en el pelo
Y zapatillas de goma.

La flor se la prendió
Su prometido
Que cree
Que la vida de Mireya
Pende de un hilo

Por su mala cabeza
Su triste y pobre cabeza.

Es un amor cavernario
De príncipes y princesas
Del desencanto
De la otra calle
Más allá de convencionalismos
Y nubes de barro.

Es un materialismo barato
El de la princesa
Y un coleccionismo intelectual
El de su prometido.

Y
¿Por qué no te lavas el pelo?
Y
¿Por que no te quitas las legañas?
Pero es que a la princesita
Le gusta así su cara
Enmarcada por mechones de basuras varías.

El principito
Que no quiere ser el del famoso libro
Sufre por la princesa.

Pero hablemos del príncipe
Que
Al fin y al cabo
Es el que cuenta

Se conocieron en la estación
Rodeados de gente con maletas
Y en la estación trabajaron
Viajando sin viajar
Por las vías oxidadas
De un tren
Con recuerdos nuevos

Ahora la princesa sueña
Y cuando regresa a la cama
Y se despierta
Lo hace cansada.

¿Por qué sigue soñando con el príncipe?
Y el príncipe la regaña
Por no quitarse las legañas
Por no lavarse la cara.

Príncipe y Princesa
Son solo pájaros
Que vuelan sobre el mar
Y se alejan
Hacía una ciudad invisible
Donde todo sea calma.

martes, 29 de noviembre de 2011

Prisa

No hay tiempo para el amor.
Todo está lleno de prisas,
Trayectos,
Manos tecleadoras
Y risas mecánicas.

Nos ponemos trajes grises,
Maletines
Y peinados rectos.

Tomamos cafés amargos
Y llevamos los zapatos bien atados.

Seguros,
Vacaciones,
Agendas que ordenan todos nuestros actos.

Pastillas,
Chicles,
Maquillaje
Y billeteras o monederos.

Caminamos pero no paseamos,
Oímos pero no escuchamos
Y muy pocas veces lloramos
O se nos escapa la risa
Aleteando como pequeñas mariposas.

Demasiada prisa
El amor se ha quedado obsoleto
¿o es que
siempre lo estuvo?

Nana a un niño

Mi niño,
No llores más.

Esos ojitos tristes
En blanco y negro
Sobre la piel de Luna
Bajo un cielo sin estrellas.

En la noche
No quiero oír tu llanto.

Todas tus lagrimitas
Desparramadas
En tus mofletes.

Me llega tu olor a fresa
El color de tu pelo
De paja
El sabor de tus manitas
Que todo lo tocan
Y el sonido
De tu discurso
Ininteligible
Pero que dice cosas muy hermosas.

Me escapé contigo
Así que
¿Por qué lloras?

Tienes mi calor
Y mi sonrisa
Y un sin fin
De tardes de invierno
Arropados
Por el murmullo de la tele.

No me quedaré dormida
No me marcharé a buscar un hombre
No te reñiré.

Guardaré par ti
Todas las hojas del Otoño
Cogeré todas la piedrecitas del río
Y las esconderé bajo el felpudo
Para que de mayor
Las encuentres
Y sea una sorpresa.

Pondré caracolas en tus oídos
Y miel en tus labios
Y jugaremos
Siempre jugaremos.

Cuando estemos dormidos
Montaremos en una nube
Y viajaremos por el mundo.

Tus ojitos grises
De película antigua
No quiero que lloren
¿Tienes frío?
¿Tienes hambre?
¿Algo te duele?
Soy tan tonta
Que no lo sé

Soy tu madre
Si tengo que andar descalza
Por la calle
Para darte un techo
O molestar a la vecina
A las tantas de la madrugada
Si nos falta algo
Lo haré convencida.

Te meceré
Hasta que te quedes dormido
Y después
Pondré la radio
Bajita
Muy bajita.