miércoles, 30 de noviembre de 2011

Rescatando a la princesa cavernaria

La princesa Mireya
Nunca se peina
Ni se lava la cara
Por las mañanas

Tiene el pelo esponjoso
Y la nariz respingona
Lleva una flor en el pelo
Y zapatillas de goma.

La flor se la prendió
Su prometido
Que cree
Que la vida de Mireya
Pende de un hilo

Por su mala cabeza
Su triste y pobre cabeza.

Es un amor cavernario
De príncipes y princesas
Del desencanto
De la otra calle
Más allá de convencionalismos
Y nubes de barro.

Es un materialismo barato
El de la princesa
Y un coleccionismo intelectual
El de su prometido.

Y
¿Por qué no te lavas el pelo?
Y
¿Por que no te quitas las legañas?
Pero es que a la princesita
Le gusta así su cara
Enmarcada por mechones de basuras varías.

El principito
Que no quiere ser el del famoso libro
Sufre por la princesa.

Pero hablemos del príncipe
Que
Al fin y al cabo
Es el que cuenta

Se conocieron en la estación
Rodeados de gente con maletas
Y en la estación trabajaron
Viajando sin viajar
Por las vías oxidadas
De un tren
Con recuerdos nuevos

Ahora la princesa sueña
Y cuando regresa a la cama
Y se despierta
Lo hace cansada.

¿Por qué sigue soñando con el príncipe?
Y el príncipe la regaña
Por no quitarse las legañas
Por no lavarse la cara.

Príncipe y Princesa
Son solo pájaros
Que vuelan sobre el mar
Y se alejan
Hacía una ciudad invisible
Donde todo sea calma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario