viernes, 22 de julio de 2016

Trío de poemas

Mi voz en tus sueños
 
 
Un lamento en la noche
a falta de derroches
La luz de esa farola
A mi paso
Se apaga
Y ya no veo
Ni mi sombra
Susto de gatos
Y alondras
Arañas
Que buscan
El inframundo
En alcantarilla
Pues su tela
Ya no atrapa
Ni a la más
Incauta
Y me pregunto
¿Ahora qué soy?
Sin ti
¿Qué soy?
Una mujer
Sobre la almohada
De día
Cuando el rocio
Es saboreado
Por ruiseñores
Que cnatan
Un lunes
De prisas
Tropiezos
Y sueños despiertos
Ese lunes
Que hace años
No se repite en mi vida
De dormir
Sobre la almohada
Soñando nada
Porque te has ido
Tu mano
No parpadea en mi puerta
Ni oigo tu paso inconfundible
En mi escalera
Ahora
Soy una viandante nocturna
Bajo la estrella mía
Que aún
Ilumina
Con la ilusión de fresa
Un alma
Por ahora
Quieta.
 
 
2
 
 
Locura sin cura
No alimenta
Cúrame mi locura
Porque locura con cura
Es la galleta
Bañada de amor
Que nunca dan en la iglesia
Arrebatada sin dejar que tú también lo hagas
Sonríe
 
 
3
 
 
¿Qué haría sin ti?
Que anidas entre mi pecho
En esas horas
De invierno
Que acuden
En mi recuerdo
Para soñar
En tu sueño
 
 
 
 
Que pierdes la noción del tiempo cada vez que pasas por mi lado y te lanzo un "te quiero" con la mirada
 
 



jueves, 21 de julio de 2016

La nota


Escrito a los veinte años


Cuando regresé a casa la hallé en la misma posición. Sobre la mecedora, balanceando su cuerpo enjuto. Los ojos invisibles ante mi presencia:

- No veo estrellas en el cielo.
- Tú eres la estrella.

Ni una leve sonrisa, ni un atisbo de ánimo en su mirada. Mi boca, cuajada de fisuras, anheló, como rocas de mar, el beso de las suaves olas de Luisa.

Pero ella permanecía acunando su desgana.

Un cabello cenizo cayó sobre la caldera mientras preparaba la sopa.

La esperé sentado a la mesa. Ella dibujaba, a lo alto, serpentinas y corazones. Comenzó a cantar bajito la primera canción que compusimos, se acarició la mejilla y besó su mano. Tras unos instantes susurró melancólica que ya no quedaban estrellas.

Al fin se acercó y comenzó a tomar la sopa. Entre cucharada y cucharada enviaba miradas lánguidas a mi rostro y a la nada. La cena se había quedado fría. No terminó el plato. Se levantó como si fuera una anciana reumática y anunció que solo quería dormir:

- Tú quédate buscando estrellas. Quiero estar sola.

Y se deslizó hasta nuestra habitación como el espectro de un lirio marchito. Puse a Carole king. Bajito, y me recosté en el sofá. Soñé con mi dama de noche: Lulú, un bálsamo de ternura. Fulguraba entre la lóbrega luz de algún local y hechizaba al gentío con la barita mágica de su voz. Veía su eterna melena, oscura y peligrosa, como un escorpión. Su breve cintura se ondeaba al compás de mi guitarra. Hacía las delicias de mi alma condensando allí todo su calor. Yo esperaba con fervor el momento de los aplausos para buscar como refugio la habitación de un hotel cualquiera.

Entonces Lulú saboreaba mi pecho, mis piernas, ahondaba en cada recobeco... luego subía y mordisqueaba mis labios. Un "esta noche hemos triunfado, mi vida" cosquilleaba mi cuello. Era un alazán galopando sobre un rinoceronte, un corcel de húmedos ojos que estallaba en un sollozo final.

El alba se estremecía.

Me quedé dormido.

Al despertar vi que la puerta del dormitorio se hallaba entornada. Entré:

- ¡Oh, Lulú! ¡Te amo! ¡Podemos volver a intentarlo!

Silencio. Me llevé las manos a la cabeza. Recorrí precipitadamente el pasillo hasta la cocina. No estaba allí. Busqué en el servicio. Faltaba su perfume afrutado. Tampoco en el cuarto de estar ni en el balcón la esncontré.

De vuelta a nuestra habitación abrí su armario. Totalmente vacío. Me giré. Entonces me di cuenta de que en el retrato de su mesita de noche, en lugar de mi foto, había una nota. Decía: "sí, tal vez yo sea la estrella"

¿Sola?



Me como unos gusanitos, me bebo una coca-cola y así ya no estoy tan sola.
¿De verdad es coca-cola?

SONRÍE


No me des limosna

Estrellas en tu mirar
En tu vestido negro
De terciopelo
Agazapado
En un
"Te quiero"
Sin querer
Te regalé
Un ramo de rosas
Sobre tu escote
Cuyo aroma
Anidó en tu piel
El vuelo
De tu falda
A aquellas horas de la noche
Aquella noche
Sin reproches
Te hizo saber
Que debías
Huir
Y corriendo
Por aquellas calles
Angostas
De quien sabe
Qué mil sabores
Qué horrores
Ficción
Que se colorea en tu mirar
Y
Por favor
No digas más
Calles
Angostas
Laberinto
¿Adivina, adivinanza?
¿Quién encontrará la salida?
Ibas hacia
Quién sabe qué
Rompiste las estrellas
De un firmamento hambriento
De dulzura y bondad
Tan apenadas
A la sombra
De los cipreses
Que en la noche
Se vuelven duendes
Y te cuentan
La historia
De quien en cada tumba
Duerme
Esperando
Un nuevo amanecer
Las estrellas
Que cayeron como lluvia
En la desesperación
De dos
Par de incrédulos
Embriagados
De amor
Los pétalos
De mis flores
Echaron a volar
Como vuela la paloma
Cuando debe llevar un mensaje
Como vuelo de este cuarto
Ácido
Para no sentir
La estancia solitaria
Y maldita
Que me tocó
Y no por suerte
Ahora,
Las noches
Brillan
Con pétalos de rosas
Las que quizá
Me regales algún día
Ahora,
Las noches
Son
Casi de arder
Y no en el infierno
Esa hoguera
Que nos maldijo
Por no comprender
Y tú
LLevas tu estrella
Apretada en tu puño
La misma que yo cogí de niño
Caída del cielo
Quizá expulsada
En Navidad
¿Puedo decir
Algo más?
Creo que yo te la regalé
Como dar la vez
En ese papel
Cuando ya no lo necesitas
Favor
De los
Sin-favores
Pero
No te preocupes
No es dar limosna
1


Cogí la estrella
Estrellada del cielo
Como con un caza-mariposas
La cazé
De su fin
Y en mi puño
Apretada
La convertí
En mil luces
Para esa Navidad
En la que
Con mi otra mano
Apretaba fuertemente
La tuya
Y...
Por favor
Por favor
Dime que todo
Está bien
Que puedo
Seguir mi sendero
Sin preocuparme
Por si hay pasos
Tras de mi
Y dime
Dime
Si mi vida
Girará en torno
A ti
Para alcanzar
La verdad
Esa verdad
Que jamás me dirás
 Por amor
A lo que
Crees
Diferente
Tal vez
Y muy parecido
A lo que yo soy