martes, 29 de julio de 2014

Aclaración importante

Hola a todas las personas que seguís mi blog. Muchísimas gracias por leer lo que en el escribo. Quería decir que todo lo que se dice aquí es pura ficción, no está basado en experiencias personales. Los personajes de mis cuentos, relatos, microrrelatos... son siempre inventados, trabajados de la manera en que una autora (y no escritora) suele hacerlo, es decir, creando a partir de ejercicios su personalidad. Lo que ocurre en ellos son historias imaginadas, inspiradas en cosas que leo, que me cuentan o escucho (en este caso cambiándolo e incluyendo solo algunos aspectos que me parecen interesantes). A veces, una situación me lleva a crear un relato que no tiene nada que ver con ella sino que puede ser al revés, no sé si me explico. Otras veces con tan solo una frase que escuche por la calle se me ocurre algo que escribir. Los poemas sí los suelo escribir pensando en alguien pero solo son ciertos los que están dedicados en el título. Este blog no es mi autobiografía, ni mucho menos. Los escritores o la gente que se dedica a escribir, cuando lo hace, son autores y un autor no piensa, ni siente, ni actúa como lo hace el escritor. En los poemas, como todos los poetas si hay sentimientos y percepciones personales. Mi vida es íntima y no me gustaría que nadie leyera mi blog como si fuera una revista de cotilleo en la que doy exclusivas grátis :) Y, por favor, que nadie piense que mi último micro es basado en una experiencia propia, solo es que me atrae escribir sobre gente marginal y, además, es que lo he escrito para un concurso que daba ciertas condiciones. ¡¡¡¡Un abrazo muy fuerte a todos!!!!

domingo, 27 de julio de 2014

Antítesis de una princesa


- Sal del coche, toma doscientos euros y buena suerte, muñeca.  

Falda rayando la indecencia, tacones imposibles, labios rojos como cerezas, en una calle no precisamente cualquiera. Un soplido al oído:

- Vente conmigo, muñeca.

Un par de portazos. Luces por todas partes. Risas distorsionadas por la lejanía y una canción de los 80, mientras el llanto del asiento de atrás se acelera como el latir de un gato enjaulado. Él la mira. Ella rehúsa. Parada en seco, como un azote que le hace temblar por lo venidero.

¿Y mañana qué, muñeca?



"Me largó con doscientos al pié de un hotel de carretera"