viernes, 7 de diciembre de 2012

En la vida estamos tomando constantes decisiones.

Anoche soñé......

Anoche soñé que podía verme a mi misma cuando era pequeña y que esa niña era mala y hablaba conmigo. Que sueño tan extraño ¿verdad?

A mi niño

Anoche
Mientras dormía
Me pareció
Que estabas aquí
Y que revoloteabas
Por la cama
Para acostarte
Junto a mi
Pero no fue
Más que un sueño
Y la realidad
Es que estás lejos
Y que ya
No te acuerdas de mi.

¡¡¡NO QUIERO MÁS HOMBRES!!!!

Había una vez una señorita que no quería hombres en su vida. Por eso nunca se lavaba los dientes, ni el pelo, ni el cuerpo. No se cortaba las uñas de los pies ni de las manos ni usaba perfume o jabón. Así iba atufando sin peinarse ni lavarse la cara. Todos los hombres huían de ella y ella vivía muy feliz así. Todos los días su buen pan con queso y vino tinto. Y no le importaba nada más que ningún hombre se le acercara.

Una ratita coqueta

La señorita Ana se iba a ir a pasar el fin de semana a casa de sus padres. Antes de marcharse quiso dejar la casa muy limpita por eso fregó y barrió, limpió el polvo y el baño y no se olvidó de regar las plantas pero ¡ay! Que justo cuando iba a cerrar la puerta con su maletita y su paragüas ya que era un día otoñal  vió a una ratita presumida correteando por el salón. Esta ratita iba ataviada con una faldita roja de vuelo, un jersey de punto color negro, muy bien peinadita ella y con un lazo en la cabeza. A la señorita Ana le dio tanto miedo que cerró a toda prisa la casa y se marchó de allí corriendo y gritando "¡Una rata en mi casa!" "¡Una rata en mi casa!" ¡Ay, Dios mío!" y dejó a la ratita dentro.

Aquella noche la ratita cenó pollo con patatas fritas. Se puso un mantelito por encima de las patitas y encendió la tele. También puso incienso y encendió unas velas. Cenó muy agustito. ¡Ahora ella era la dueña de la casa! Más tarde se maquilló con los cosméticos de la señorita Ana y se puso un vestido negro ajustado. Se miró y remiró en el espejo del baño (no olvidemos que era una ratita muy presumida) y salió de fiesta. En su aventura conoció a un ratón muy apuesto y de bigotes rizados al que se llevó a su casa y en la camita, bajo la luz de la Luna, muy juntitos, se besaron.

La señorita Ana, mientras tanto, se lo había pensado mejor "Parece una ratita muy buena y limpia" "La acogeré en mi casa". Y ya la había comprado hasta un regalo.

Pero la ratita además de muy presumida era hippie por lo que se marchó con el ratón en una caravana pintada de flores psicodélicas a recorrer mundo.