miércoles, 21 de diciembre de 2011

Micro-despedida

Sonríe

Y la dejaste volar y los terrones de azúcar que ella te daba, cuando secabas sus lágrimas. Que se quedaba contigo, siempre contigo. Y tú con ella. Su pelo fue de mimbre, más tarde de alquitrán pero no te importaba. Sus ojos escondían una pena, un secreto oscuro y te sedujo. Y la dejaste volar. Porque comprendiste que no era tuya, que era un pájaro enjaulado que necesitaba volar. Cucharada a cucharada, como si fueras un niño ella te daba a probar su miel. Y te contaba sus secretos y te enseñaba las fotografías de los buenos tiempos. Y no había dinero, nunca lo hubo. Revolvías en los bolsillos de abrigos y chaquetas y solo encontrabas tickets de compras escasas. Pero no importaba. Porque había amor. Tanto tiempo en esta jaula. Hasta que abriste la portezuela. Y me dejaste volar. Comprendiste que no era tuya, que no era de nadie y el viento se la llevó a otra parte.