lunes, 19 de diciembre de 2011

La margarita "Margarita"

Esta es la historia de una niña llamada “Niña” y de una margarita llamada “Margarita”. La niña “Niña”, todos los domingos, cuando hacía buen tiempo, iba con su madre al campo a pasar el día. Recién entrado Abril las flores vestían de vistosos colores los jardines y los parques. El clima pasaba a ser menos frío, más bien templado y la gente comenzaba a desprenderse de voluminosas prendas como abrigos, bufandas y guantes. La niña “Niña”estaba muy contenta pues ese día iría al campo con su madre. Cuando llegaron vieron a un conejito saltar entre la hierba buscando temeroso a su mamá. Había también una hilera de hormigas que arrastraban cáscaras de pipas y miguitas de pan hasta su hormiguero. En el cielo las nubes, como mazapanes, formaban dibujos variados. La niña imaginó un dragón echando fuego por la boca y un hada muy hermosa. Y la brisa fresca de la mañana despegaba de sus ojos el sueño del madrugón. La madre quiso recoger algunas flores. La niña estaba nerviosa pues hacía ya un año que no veía a su amiga, la margarita “Margarita” y no sabía si la encontraría por esos lares. Entonces al pie de un olmo la niña “Niña” vio a la margarita.
-         Oh, no mamá. No arranques esa margarita.
-         ¿Por qué?- Se extrañó la madre.
-         Porque es la margarita “Margarita”, no la debes arrancar. Se moriría.
-    Pero la pondremos en agua junto a las demás flores y así vivirá.
-   Pero ella no quiere. Ella quiere estar aquí junto a sus amigas: la margarita Rosa, la margarita Violeta, la margarita Jazmín....

La madre pensó que su hija, verdaderamente, tenía mucha imaginación y dedicándola una tierna sonrisa le dijo:
-         No te preocupes, querida- y arrancó la margarita.

Cuando llegaron a casa la madre puso el ramillete en un jarrón con agua y lo dejó en el dormitorio de su hija, junto a la ventana. La niña que estaba cansada decidió echarse un poco en la cama. Entonces, de repente, la margarita “Margarita” le empezó a hablar:
-         ¿Por qué no me das un poco de azuquitar que tengo hambre?

Y la niña le dijo:
-         Bueno, Margarita. Bueno.

Y fue a la cocina y cogió una cucharadita de azúcar del bote de plástico que la madre había comprado en un bazar. Lo echó en el jarrón y la margarita “Margarita” exclamó:
-         ¡Uhmmmmm, qué rico!

Y después comenzó a ponerse muy melosita y le dio muchos besos y abrazos a la niña. La niña “Niña” ya se iba a dormir cuando su madre la llamó:
-         ¡”Niña”! ¡”Niña”, ven!
-         ¿Qué quieres mamá?
-    Necesito que bajes a comprar algo de comida para la cena y el desayuno de mañana.

Y a la niña le molestó porque quería dormir.

En la lista de la compra ponía : pescado, cebolla, café, patatas y pan. La niña andando que te andarás se dirigió al supermercado más cercano y allí realizó la compra. La madre mientras tanto había cambiado el jarrón a la cocina puesto que allí, al lado de la puerta de la terracita había mucha más luz.

La niña estaba cansada. Llegó con las bolsas de la compra deseosa de colocarlo todo e irse a la cama. Entonces la margarita “Margarita” vio toda la comida y se relamió pensando a qué sabrían tan ricos manjares.
-         “Niña”, ¿Por qué no me das a probar un poco de ese café tan rico que has traído?
-    Bueno, Margarita. Bueno

Y la niña le puso en el agua una cucharadita de café. Entonces Margarita se puso como loca a cantar y a bailar moviendo a un ritmo acelerado sus pétalos y tallo:
-         Ta-chán, ta-chán ta-chán. Soy la margarita “Margarita”. De todas la más bonita. Ta-chán, ta-chán, ta-chón. Y hoy estoy de muy buen humor.

La niña le dijo:
-         Tranquila, margarita.

A lo que la margarita respondió muy deprisa:
- “Niña”, “Niña”. Estoy muy feliz. Más feliz que una novia el día de su boda. Ahora querría probar un poco de esa cebollita tan rica que has traído.
     -    Bueno, Margarita. Bueno.- Dijo la niña. Y cortó un trocito de cebolla y lo echó al agua del jarrón.

Entonces “Margarita” rompió a llorar desconsoladamente:
-         Buahhh, buahhh, buahhh
-         Pero ¿qué te pasa “Margarita”? Que tienes una pena tan grande.
Y “Margarita” dijo muy deprisa:
-         No me pasa nada. Estoy más feliz que una perdiz. Pero oye- Dijo la muy traviesa.- ¿Por qué no me das  aprobar un poco de ese pescado tan sabroso que has traído?
-        Bueno, “Margarita”. Bueno- Dijo la niña. Y partió un trozo de pescado crudo echándolo al agua de “Margarita”.

“Margarita” dijo:
-         ¡Uhhhh! ¡Qué peste!!!- Y se desmayó
-    ¡”Margarita”, “Margarita”!- Se asustó la niña y le echó un poco de agua en la cara. Entonces “Margarita” se despertó y la niña le dijo:
-        “Margarita”, no te voy a dar nada más. Las flores se alimentan de agua y de Sol. No puedes comer lo mismo que como yo. Ahora me voy a dormir y no vuelvas a pedirme nada más que no te lo daré
-         Está bien.- Dijo “Margarita”- Tienes razón.

Y en eso quedaron.

La niña se fue a dormir y cuando se despertó la cena ya estaba lista. Se acercó al jarrón para saludar a su amiga, su mejor amiga: la margarita “Margarita”. Entonces vio en el agua media aspirina deshaciéndose y dejando un rastro blanco como la cola de una estrella fugaz. Solo podía haber sido su madre así que le preguntó:
-         Mamá, mamá ¿Por qué has echado media aspirina al agua de “Margarita”?
-    Muy fácil.- Dijo la madre resuelta y atusándose un poco el pelo- Porque la margarita “Margarita” está malita.