miércoles, 20 de junio de 2018


Deshonra más allá de la media noche 
Mi dignidad persigue mi rastro
Sin embargo
No quiero mirar atrás 
Tus hojas ya lloran recién amanecido mi querido sauce llorón 
Pero sí me vuelvo
Para ver tu sombra
Y comprobar si puedo fiarme
Cuando me acompañas
Al caminar
En este fracaso
Por el que no hay manera 
De tomar un atajo
Para llegar a un cierto éxito 
Sólo aceptar mi pobreza
Y seguir siendo bella y amable
Te tengo y no te tengo
Un rato de noche
Un  rato de día 
Te busco
Y te has escondido
Y chocamos 
Como en la feria
Los coches
Y eso que voy sola
Y eso que creo
Que voy sola
Solo aceptar que estoy enferma
Y seguir siendo bella y amable
Y no es por ganarme el cielo
Ni el pan de cada día 
Es solo
Otra manera de ser
Y todo lo digo 
En silencio
Se lo digo
A él


Y me miro en el espejo y nunca soy la que debería ser. Mientras la noria sigue dando vueltas y nunca se para, para que él pueda bajar a verme un rato. Me adormece enseguida, por fin, otra vez, y al día siguiente, no sé qué ropa ponerme porque ninguna es mía en realidad, porque es la misma música otra vez, la de esa cajista de música que rompí contra la pared dejando coja a la bailarina blanca y la afilada luz de la Luna, como un cuchillo amenazante en la garganta, de retretes de Malas añadir, como el humo que se pierde de chimeneas y ancianos indecentes, como el prado roto por una mirada por debajo de mi falda mientras mantengo mis piernas cruzadas y sentada con la falda que me ha tejido mi abuela coloreando unos dibujos que ya no recuerdo de dónde he sacado. La luz afilada de esa navaja, luz de Luna, al fin y al cabo, tan romántica y en fin que me hace llorar, que me hace reír, que me hace llorar sangre por ti y por mi, contigo o sin ti que aunque te hayes lejos ni una bala en la garganta podría atravesarla ni hacerme morir y es que, niño bobo, aún a tu pobre edad, no has acertado a saber todo lo que yo sé. Pero no es lástima lo que siento por ti, solo te pido que me dejes un trozo de tu barra de pan fantasiosa que me deje llorar en tu hombro mientras, al final, la devora tú sin dejar ni rastro, como se recoge a conciencia las sangre de un asesinato. Y ni contigo ni sin ti, y por ti y por mi. Y ya se me ha vuelto a hacer tarde con la trampa del reloj que da a destiempo la hora porque aún me hallo en pijama dormían dos, soñando medio despierta lo que nunca sucedió y tú puerco puñeteros me pones a todo volumen el despertador cuando lo que más deseo es permanecer dormida, adormecer me otra vez y soñar, soñar contigo. Pero he de levantarme, con mi par de piernas, con mi par de dos y con el par de dedos que aún me quedan de frente. Como él para también ... de dados que no quieren bailar sobre el tablero aunque saben que saldrá el número más alto y miro unos vaqueros que no me valen y aún así he de ponerme y elegí esos vaqueros para con el que se convirtieron en migas de pan para las palomas en la inmensa escalera de la Plaza Mayor esquina con la catedral llena de viejas negras, en tan inusual mundo, que se aferran a no soltar, ilesas ante el luto de su ser querido, ilesas ante la condena de, en vida, no poder recuperar, tan acostumbradas a su esperanza, de limitarse a no pisar más allá. Y aún así rezan por soltar para también volar ellas, sucumbir, volar y deshacerse de sus mantas negras, quitarse el nombre de viudas y a sus maridos de nuevo besar bajo la cruz del crucificado que rompió sus clavos como le rompieron las alas a Satanás y querer y besar y sentir y volver a leer los libros prohibidos que Él no nos dejó ni tocar y levantar mi falda feliz frente a los bombones que se aferran a mis rejas suplicándome que les deje salir. Si has caído, baby, busca la calle de la amargura es la mejor opción para morir en vida. Y las viejas negras se aferran a sus rosarios arrugado el rostro y su mutismo solo salen suspiros que enoja hasta su la virgen pues han de resignarse y si acaso remendar con sus costuras las alas de Satanás, allá donde se hayes, como también en algún lugar se halle el mal. Y se aferran a ese recuerdo y no lo quieren soltar, camino de la Catedral por la arena sinuosa, que, con un poco de suerte, nos abra las puertas al mar. El cuchillo blanco está en lo más alto, en esta noche dichosa de alhelíes y jazmines. Almohadas de nuestro sueño donde el equivalente es intermediar para así dar la excusa perfecta a esta pasión primeriza y tardía. Y no digas que es cosa de los ángeles, que la mejor cita a ciegas sería con uno de ellos para así jamás saber quién es  

Besar un crepúsculo y hacerse invisible con el viento. Bienvenido sea el café de este corto instante, de este bello momento. Así tan natural, como recién nacida. Así, tan natural y tan ingenua,te quiero. Como el primer momento, como nuestro momento  Natural e ingenuo, como el instante de un café a tiempo con tiempo, como nuestro momento. Besar un crepúsculo y hacerse invisible con el viento, en cualquier momento, en el momento en el que te conocí  Y si andas despistado creo que ya te he dado pistas suficientes. En mi subconsciente  En mi cabeza. En mi pobre cabeza  En el momento en que te conocí, pequeño, en ese precioso y preciso instante toqué fondo. Como la niña más descuidada que no se ríe ante una carantoñas solo para aparentar que es dura, con pantalones de cuero y una guitarra? No los borres de mis sueños, pero si ya los llevo por naturaleza, y así, con esta cara de niña malcriado, y así, no me queda más remedio que vivir. No hace falta un regalo sino valer para desenvolverlo  Que te quiero y no te enteras porque dices que no eres tú la del espejo. Que te envidia hasta la que lleva diamantes y collares de oro y me cuentas que esa misma eres tú si no tuvieras que mirarte en el espejo. Que no te quieres, que la vida solo es un trapo viejo con el que recoger porquería y más porquería y que no te importa que tu vida se convierta ya en eso. 

El perro salió corriendo tras el hueso que tiraste sin dudarlo un momento  en ese preciso momento rezó un Padre Nuestro, no fuera a ser que un terremoto terminará con lo que queda de lo nuestro. Pero es que todos los niños te sonríen y tú, para colmo de mis males, das más comba a tu vestido de vuelo. Ti nea tal aspecto de ángel que me cuesta pensar que seas un demonio. El tráfico  en la noche, es la playa de un lugar paradisíaco y no neumáticos rozando el asfalto. El camión de la basura tildado por ese maullar de un gato es tu cena de todas las noches, nena, tras la que consultas en tu móvil que temperatura hará mañana no vaya a ser que la contestación de Mario te haga ir en tirantes a dos grados bajo cero y si solo ves silencio, prefieres escuchar el filo de la Luna y vuelves a adormecer te esperando un mañana en el que no sabrás ya de qué disfrazar te porque nunca eres tú en el espejo.