sábado, 21 de enero de 2012

El niño amante de la Naturaleza


Sonríe


Había dos hermanos en el parque. Uno tenía siete años y el otro cinco. El pequeño correteaba alrededor de unas margaritas mientras el mayor se entretenía observándole. Algo distrajo al niño de siete años por lo que descuidó a su hermano pequeño un momento. Justo en ese instante el pequeño se cayó sin apoyar las manos y se partió el labio, tan fuerte fue el golpe. Enseguida empezó a sangrar manchando, sin querer, una de las margaritas junto a las cuales jugaba. Entonces el mayor, volviendo la vista hacia donde estaba su hermano vio el pétalo de la margarita con la mancha de sangre. Se apresuró a sacar un papelito de su bolsillo para curar a la flor que creía herida. Entonces el hermano le indicó con el dedo su labio y con su lengüecilla de trapo le explicó que era él el que sangraba a lo que el hermano mayor respondió aliviado: "Ah, qué susto"