Oh, amor. Cuándo volverás? Siento el sinsabor de mis lágrimas negras como mi pasado y el loco frenesí que necesito derramar dentro de tus entrañas. Siento la breve eternidad de nuestra historia de amor, fulminada ahora por tu ausencia.
Oh, mi amor. Me duele tanto sentirte lejos. Mi vida es en blanco y negro desde que te esfumaste. Echo tanto de menos cuando repartían tus besos por mi escote y llenábamos la tibia tarde de risas burbujeantes. Solías traerme flores al despertar...
Oh, mi amor . Cuando volverás? Soy consciente del licor amargo de mis días que utilizo como jarabe para calmar mi ansiedad. La eterna brevedad de los instantes vividos junto a ti son un tiroteo de melancolía en mi mente porque te quería entre rejas pero con libertad. Porque mi decisión es incuestionable como la justicia que anhelan tantos hombres y con fe rezo cada noche por volverte a ver.
Oh, amor. Dónde estás? Quiero que bebas mi aliento roto, que te besen mis sonrisas, empaparte con el dolor de mi lluvia de lágrimas y regalarte toda mi vida. Incluso, sé que estaremos juntos después de la muerte.
Oh, querido. Sabes que nuestro amor habita en cada rincón de este lugar: sobre la fuente y las tumbas, sobre las más abruptas piedras, en el aroma de las flores del jardín, escrito en el melocotonero del patio. Mi espíritu suspira de amor por ti cada noche, sentada sobre una lápida, mirando la melancólica Luna. Aguardando tu llegada otra noche más en la que el sueño también me ha abandonado.
Oh, amor. Cuándo te desnudas de todo eres aún más bello. Oh, amor. Cuándo me desnudas de mi soberbia y trajes a medida vuelvo a ser yo otra vez, pura como una virgen. Somos la belleza más auténtica cuando nos despojamos de todos nuestros dolores y nos amamos con la más hermosa libertad.
Oh, mi amor. Siento que nos hemos ganado el cielo, como niños traviesos a los Dios ve jugar. Pero luego te echaste a llorar y no querías mirarme "No te quiero!" "No te quiero!" Chillabas, pero sé que sentías celos de las estrellas porque ellas podían contemplarme y regocijarse de mi dulce belleza.
Oh, amor. Cuándo volverás? Me queda algún resquicio, algún atisbo, algún retal por coser que me asegure que tú también me echas de menos? No estás y me consumo.
Recuerdo tu voz melódica y con eco. Cómo Como una cueva en una canción.
Oh, mi amor. Mece mi agonía con nanas, como solías hacer, después de hacer el amor. Íntimo llanto que daba justo en el centro de la diana de mi corazón al entregártelo todo. Y me vio llorar el amanecer. Vaga junto a mi el resto de tu vida. No creo que sean más de cien primaveras.
Oh, amor. Duermo a tu lado y despierto junto a tí y, sin embargo, te hayas lejos. Abrazo una burbuja de oxígeno, un pedazo de atmósfera, pensando que se trata de ti y solo encuentro el vacío. Intento ocultarlo hablando sobre temas banales y simulando risas que suenan tan falsas como las de un muñeco. Cuento cada Luna, como alma en pena mientras converso con L. de lo bien que me va la vida sin tí. Pero lo cierto es que ya no encuentro el consuelo de tu hombro. Ni el renacer de tu mirada cuando, a cada atardecer, nos reíamos en la estación. Y tus labios tocaban los míos. Y tú mirada enamorada vivía plena cuando yo bajaba mi mirada
Oh, amor. Mi pelo ha perdido su brillo y llora tu ausencia como paja abandonada en un desván. Más no cortaré mi cabello porque tus dedos hacían divertidos círculos deslizándose por mis bucles y hacías reír al sol.
LOh, cariño. Quiero que sepas que allá donde te encuentres siempre estaré junto a tí y si te acaricia una suave brisa, se trata de mi aliento.
Lorena Caballero Ortega
.