miércoles, 4 de febrero de 2015

Sirenas


De noche todas las chicas andan como sirenas. Sus colas de escamas doradas las engulló la Luna llena, a oscuras un salvaje oleaje, en la orilla, enredó sus cabellos con conchas y caracolas, y la inundación fue de melodiosos te quieros que invadieron las costas. Los dormitorios de las casas cercanas encendieron sus luces. Enamorados al ronroneo de gatos y canciones encantadas, de pronto, amanecieron bajo estrellas. Hicieron el amor mientras ellas bailaban o se largaban con con chicos larguiluchos de coches sin techo. Porque, de noche, todas las chicas andan como sirenas. Barcos oscuros echan su anclaje en tierras de nadie y los navegantes marchan deseosos de reencontrarse con familia y una buena cena. Cuando vuelve a salir el Sol ellas regresan a su condena, y bajo el mar menean su cola reluciente de deseo y magia que la blanca y redonda Luna les dará cuando el ocaso incipiente asegure otra noche inquieta. No saben si es su enamorado o la misma Luna... o quizá sean ambos cómplices del mar y las pobre sirenas.

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